Albert Renger-Patzsch, Es la cabeza de cartel de la nueva exposición que ofrece la Fundación Mapfre en Madrid Que se inaugura el próximo día 22 de junio y estará abierta al público hasta el 10 de septiembre. Para quien no le conozca este autor alemán es uno de los símbolos de la llamada Nueva Objetividad, que defendía una mirada despegada y la identidad estética y conceptual de la fotografía frente a la pintura. Un movimiento en el que se encuadraron jóvenes fotógrafo que huían de la herencia pictorialista y de los experimentalismos híbridos de las vanguardias de principios del siglo XX.
El mérito de Renger-Patzsch consistió en que supo combinar las cualidades descriptivas y objetivas de la fotografía con sus grandes aptitudes estéticas. Hoy está considerado como una de las figuras más representativas e influyentes de la historia de la fotografía del siglo XX.
Albert Renger-Patzsch Fue un creador prolífico que no solo nos dejó miles de imágenes sino que también escribió más de 40 libros. La exposición reúne 185 fotografías de Renger-Patzsch (1897-1966) y también material documental que abarca cuatro décadas, desde 1920 hasta 1960. Se trata de la muestra más amplia sobre el fotógrafo organizada fuera de Alemania.
En ella se puede ver el variado interés temático del autor. Sus años iniciales, con las imágenes de plantas para la editora Folkwang/Auriga y la profusión de temas y eclecticismo fotográfico presentes en su libro Die Welt ist schön (El mundo es bello), de 1928; el periodo que se abre con su traslado a Essen, caracterizado por una intensa producción fotográfica en torno al Ruhr y sus arquitecturas y elementos industriales; y, finalmente, los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, cuando retorna a la naturaleza y el paisaje.
«El secreto de una buena fotografía es el realismo», decía Renger-Patzsch , quien argumentaba también que «la fotografía reduce el mundo en color a un rectángulo en blanco y negro; y, como el más modesto arte, requiere buen gusto, capacidad de abstracción, fantasía y concentración».
Se trata de un fotógrafo de entreguerras que concebía la imagen como algo de «extrema sencillez y sobriedad», pero con rigurosos planteamientos técnicos.
La muestra se divide en seis series temáticas y cronológicas. La primera de ellas, «El diseño de la naturaleza», con las fotografías de flores y plantas que hizo el autor en una serie de escritos bajo el título «Die Welt der Pflanze» (El Mundo de las Plantas) en 1924. Todas ellas con una apurada técnica y con la máxima claridad y objetividad posibles.
La segunda, «Del paisaje vernáculo a la ciudad moderna», muestra el trabajo de Renger-Patzsch en tres importantes libros con temas diversos como interiores y exteriores, paisajes y retratos, motivos arquitectónicos y actividades cotidianas, en los que refleja la relación entre un territorio peculiar y sus habitantes, entre naturaleza y cultura.
En «Visión de las cosas», el fotógrafo publica su libro más célebre «Die Welt ist schön» (El mundo es bello), en 1928, que es donde condensa su ideario y donde están muchas de sus imágenes características, como la fotografía de vasos y copas de cristal y la sombra que éstos proyectan con máxima nitidez
«Paisajes del Ruhr. Topografía de una transformación» recoge las imágenes de la industria del Ruhr, adonde se mudó el fotógrafo con su familia en 1929. Una sección que es todo un documental de la industria alemana. Fotografías que muestran cómo la industria crea un paisaje de un realismo extremo.
Le siguen las fotografías de «Arquitectura y objetos industriales. Geometría y serialidad», en el que el autor recuerda que la fotografía es el medio mas eficaz para representar la realidad que genera la industrialización, a la que retrata como si fuera un conjunto geométrico.
Finalmente, en 1944 Renger-Patzsch se traslada con su familia a la zona rural de Wamel, poco después de que la mayor parte de sus archivos del Musoe Folkwang fueran destruidos por los bombardeos y, aunque sigue haciendo por encargo temas sobre la industria, se dedica a fotografiar paisajes hiperrealistas.
