Genesis, el homenaje de Sebastiao Salgado a la naturaleza en estado puro, en el CaixaForum de Madrid

Después de su paso por Londres, Génesis, la gran muestra de Sebastiao Salgado que el autor define como una «una oda visual a la majestuosidad y fragilidad de la Tierra», recala en Madrid, en la sala de CaixaForum, donde estará abierta al público desde hoy hasta el 4 de mayo y está magníficamente reproducido en un libro que vale su peso en oro: Génesis.

Desde mi punto de vista, Salgado es el mejor fotógrafo documental vivo del mundo. Su obra no sólo ha captado la imagen del trabajo, de las migraciones y de la naturaleza prístina en Génesis, sino que lo ha hecho con una sensibilidad estética que convierte sus fotografías en impresionantes obras de arte.

Después de haber plasmado magistralmente la dureza del trabajo y de las migraciones en sus proyectos anteriores, Trabajadores y Éxodos, Génesis focaliza el objetivo del maestro brasileño en todo lo bello que la tierra alberga, desde las tribus más aisladas y auténticas, a los lugares menos hoyados por el hombre. Es el cierre de una trilogía y ha sido un trabajo de 8 años con un total de 32 viajes desde Galápagos a la Antártida pasando por Congo, Ruanda, Madagascar, Alaska, Siberia, Papúa Nueva Guinea y otros muchos destinos igualmente merecedores de interés por la joyas vírgenes que todavía albergan.

La exposición está formada por 245 fotografías y muestra paisajes, animales y personas que han sido capaces de escapar de la influencia del mundo moderno en regiones polares, bosques y sabanas tropicales, desiertos abrasadores, montañas dominadas por glaciares e islas solitarias.

Sebastiao Salgado afirma que sus «proyectos anteriores fueron periplos a través de las tribulaciones de la humanidad. Este, sin embargo, fue mi homenaje al esplendor de la naturaleza. Al viajar a pie, en embarcaciones, avionetas o globos, mientras fotografiaba volcanes, icebergs, desiertos y junglas contemplé un mundo que no ha cambiado en milenios. Además, con los animales en su hábitat natural, desde pingüinos, leones marinos y ballenas del Antártico y el Atlántico Sur hasta leones, ñúes y elefantes de África, sentí que era un privilegio contemplar los ciclos de la vida en continua repetición».

Como todas las obras de Salgado las de Génesis son en blanco y negro – «yo no sé hacer color» nos dice en su presentación en Madrid- pero como él afirma «en realidad no son en blanco y negro sino en una amplísima gama de grises que se corresponden con todos los colores y donde apenas hay nada negro ni nada totalmente blanco, salvo el marco que las rodea».

Sebastiao-Salgado-Genesis

Sebastiao Salgado

Nacido en 1944 en Aimorés, Minas Gerais (Brasil), Salgado estudió Economía, pero desde los 29 años se dedica por completo a la fotografía. Después de trabajar para las agencias Sygma y Gamma, en 1979 se incorporó a Magnum Photos, donde permaneció hasta 1994, año en el que creó, junto con Lélia Wanick Salgado, Amazonas Images, una agencia dedicada exclusivamente a su obra.

En 2001 fue nombrado embajador especial de UNICEF, y entre sus numerosos reconocimientos recibió en 1998 el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Ya en la década de los ochenta empezó a trabajar de forma exclusiva en sus propios proyectos documentales a largo plazo. En 1986 publicó el libro Otras Américas, donde se reflejan sus años de trabajo en Latinoamérica.

Posteriormente y durante siete años, documentó las zonas de hambruna y sequía de la región africana del Sahel. Desde 1986 y hasta 1992, Salgado dedicó su vida a un gran proyecto: reflejar con su cámara imágenes de personas de todo el mundo trabajando. El resultado fue publicado en 1993 en el libro Trabajadores.

De 1994 a 1999 realizó una investigación fotográfica sobre los movimientos migratorios mundiales, que se convirtió en Éxodos.

A finales de 1990, tras varias décadas de trabajo en todo el mundo fotografiando las grandes transformaciones demográficas y culturales de nuestro tiempo, Sebastião Salgado regresó a su lugar natal, una finca ganadera en el valle del río Doce, en el estado de Minas Gerais, en Brasil. Las tierras antes fértiles, rodeadas de vegetación tropical, con una exuberante diversidad de especies vegetales y animales, habían sido víctimas de un proceso de deforestación y erosión. La naturaleza parecía agotada. Su esposa, Lélia Wanick, tuvo la idea de replantar un bosque con las mismas especies autóctonas, recreando el ecosistema que Salgado había conocido de niño. Poco a poco los animales fueron regresando, hasta conseguir un completo renacer, y en la actualidad la finca es un espacio protegido.

A continuación podéis ver una entrevista con Sebastiao Salgado realizada cuando el autor presentó su obra en Madrid

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